Cómo empezar un Ministerio de Capellanía |
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7. Ministerio de Capellanía Cómo empezar un ministerio de capellanía civil por el Reverendo Gilberto Abels El ministerio de la capellanía es un llamamiento antiguo y noble dentro de la iglesia. El ministerio del capellán es compartir y ofrecer el amor de Dios a todos aquellos que se encuentren en necesidad. Los capellanes son hombres y mujeres que aceptan el compromiso de ser instrumentos de Dios en su proceso de restaurar la salud mental, física, social y espiritual de la humanidad - especialmente de los más necesitados. La capellanía tiene su origen en la persona de San Martín de Tour, quien nació en 316 d. c. en lo que es hoy día Hungría. El joven pagano, a los 16 años se enlistó en el ejército romano donde se destacó como soldado y oficial. A los 21 años, él con la tropa que comandaba, fue enviado a la región de Francia. Una noche de mucho frío se encontró con un mendigo que rogaba sin éxito a todos que le ayudaran. Martín no traía nada que darle a este hombre, ya que, lo único que traía era su capa. De buen corazón, partió su capa en dos, y dio la mitad al mendigo. Esa misma noche soñó que el mendigo era en verdad Jesucristo, y esa visión fue el motivo por lo cual se convirtió al cristianismo y fue bautizado. Después, al compartir su testimonio a otros, muchas personas aceptaron el cristianismo. Del recuerdo de la capa compartida viene la palabra "capellán". Un capellán es una persona que ha aceptado el llamamiento del Señor Jesucristo de servir a la humanidad en el espíritu expresado por Lucas 4:18 -19 que dice: "El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor." Hoy día, el término capellán hace referencia a aquellos ministros que ejercen su labor pastoral en instituciones públicas y privadas representando no a una iglesia en particular, sino al creador y sustentador de este universo. El capellán es el miembro del clero que no espera que la gente le venga a la iglesia con sus necesidades, sino sale a buscar a los necesitados en donde estén. La bendita presencia de los capellanes se hace notoria tradicionalmente en asilos, cárceles, hospitales, e instalaciones militares. Pero su socorro y consejo espiritual se extiende a las universidades, agencias públicas como el cuerpo de bomberos y policías, clubs cívicas, instituciones benéficas, y en los barrios bajos y la calle misma. Las funciones del capellán son varias dependiendo de las necesidades que las personas presentan y las instituciones en que trabaja. Pero siempre es un representante de Dios, un pastor espiritual, y un consejero. Como "representante de Dios," lleva ante el Señor las necesidades de su pueblo. El capellán es atento a oír las penas y temores de la gente: comparte sus alegrías y esperanzas y los levanta después de los fracasos. Por su interés personal, su disposición de compartir con la gente en lo bueno y en lo malo, y por el socorro que les da, la gente siente el amor de Dios. Como "pastor espiritual," él le recuerda a la gente que solamente hay vida en Jesucristo y que nuestra vida solamente tiene sentido en él. El capellán le recuerda a la gente de la importancia de seguir los principios de vida establecidos por Dios. Su presencia bendice a la gente y les da fortaleza a seguir adelante un día a la vez, manteniendo la vista en Cristo. Como "consejero cristiano," el capellán ayuda a la gente utilizar sus recursos espirituales, y de tomar decisiones de acuerdo con la voluntad de Dios. Oye a la gente y les comparte sabiduría. Les da calma espiritual y tranquilidad mental para que puedan salir de sus problemas. Al empezar su ministerio, se tiene que buscar la dirección de Dios en cuanto al tipo de institución en que desea ministrar. Dependemos de Dios para abrir las puertas a estas instituciones y tocar los corazones de las personas que los administran. Es de suma importancia conseguir permiso para entrar y luego hay que seguir las reglas de la institución al pie de la letra. El ejemplo clásico de tener que seguir la política de una institución, son las reglas de las cárceles que gobiernan tanto a los presos como a los visitantes. Yo he podido entrar a hablar con los presos con mucha libertad en algunas cárceles de América Latina, pero en los cárceles de los EEUU se tiene que conseguir permiso para poder entrar con los presos y tener servicios o estudios bíblicos. Hasta se pide un reporte criminal de la persona que solicita el permiso, y si es aprobado tiene que pasar por un entrenamiento en donde le informen, más bien le advierten de lo que se permite y no se permite hacer adentro de la cárcel. Hay reglas limitando lo que se puede llevar adentro o fuera de la cárcel. Le advierten al capellán a no prestarse a las trampas de los presos de sacarle dinero ni de pasar mensajes. Es bueno tener un corazón grande, pero este no es un trabajo para débiles de carácter, y siempre hay que seguir las reglas. El caso de la cárcel también puede ser un ejemplo de como el capellán puede inventar su trabajo. Tengo un amigo que fue negado la entrada a la cárcel. Se ha optado por pararse fuera de la cárcel, repartiendo folletos y hablando con los familiares de los presos, que también tienen necesidades grandes. Con una invitación de parte del preso o sus familiares, el puede visitarlos como visitante regular y comunicarse con ellos por correo, y aveces hasta por teléfono. Después de todo, el es un capellán de cárcel. También va a ver pólizas que seguir en los asilos de ancianos, hospitales y orfanatos. Tome el tiempo de conocer a los administradores. Pregúnteles cuales son las necesidades de la institución y como usted puede ayudar. Trabaje dentro del sistema. Si usted promete venir cada semana en un día y una hora fija, cumpla con su palabra. Al ver su sinceridad y fidelidad, y el bien que usted hace por la gente, más confianza le tendrán y más oportunidades le serán dadas. Siempre ministre a las necesidades de toda la gente sin tomar en cuenta su religión. El capellán puede utilizar los servicios sociales ya existentes en su comunidad. Quizá usted no tiene los recursos para ayudar, pero si puede informar y llevar a la gente a donde si se puede conseguir ayuda. Mucha gente pobre e ignorante no sabe que hay agencias que los puede ayudar en sus problemas de drogadicción, de salud, o legales, etc. El capellán puede servir de intermediario y a la vez dar un testimonio de Dios. Esté seguro de que está recomendando a la gente a un buen lugar. De igual manera establezca una relación con la gente que maneja estas agencias para que tomen en cuenta a las personas que usted recomienda. Por lo general los trabajadores sociales tienen muy buen corazón, pero como todos trabajan con recursos limitados. Quizá llegará el día que Dios engrandezca su ministerio y visión, y usted puede establecer una institución benéfica. Cuando Dios está en ello, lo poco es mucho. En cuanto a recoger fondos para financiar un ministerio, alguien me dijo una vez que él que pidiera más, recibirá más. Al oírlo no me gustó porque me pareció oportunista, sin embargo es cierto. Pídeles a todos, o sea ofrézcales a todos la oportunidad de hacer el bien, no importa la religión. También comparta su visión y necesidades con los políticos y gente de sociedad. Dios puede mover el corazón de todos. Las mujeres que se dedican a la capellanía se pueden dedicar a un área de gran necesidad, que es la protección de mujeres sufriendo de abuso sexual y la violencia doméstica. Estas mujeres necesitan consejería cristiana, asesoramiento legal, y un refugio en donde pueden esconderse con sus hijos de sus esposos o compañeros violentos. Refugios de este tipo, igual que clínicas de recuperación de adicciones, merecen el apoyo económico de la comunidad. Si usted tiene buenos recuerdos de la universidad, considere un ministerio entre estudiantes. Usted puede conseguir recursos de organizaciones como los Navegantes o la Cruzada Estudiantil y Profesional. Quizá le inviten a trabajar con ellos. Si le encantan los niños y jóvenes considere trabajar con clubs bíblicos para niños en hogares. Esto también le dará oportunidad de dar clases de como ser buenos padres o de alfabetización de adultos. Investigue las publicaciones de Pro-evangelización de Niños. Si usted es miembro o tiene contacto con el cuerpo de bomberos o policías, ofrezca ser su capellán. Así usted podrá aconsejar a los oficiales y sus familias en tiempos de crisis, visitar y orar por oficiales enfermos o lastimados. Acompañarlos a hacer notificaciones de muerte, asistir en incidentes de suicidio, proveer por las necesidades espirituales de los presos y ayudar a la gente desamparada y víctimas de fuego o crímenes. También tendrá la oportunidad de orar en ceremonias especiales de premiación, graduaciones y dedicaciones de edificios. El capellán de hospital puede orar con los enfermos y avisar a su ministro o familiares de su condición. También puede ministrar a los familiares del enfermo en la sala de espera. Después puede visitar a los enfermos en casa, animándoles en su recuperación y presentándoles el plan de salvación. El capellán de asilos de ancianos puede dar compañerismo y organizar programas religiosos o musicales para personas que no pueden salir mucho y aveces están sin visitas familiares. Oí el testimonio de un capellán que cortaba el pelo y las uñas de los residentes, porque las enfermeras no tenían tiempo. Ser capellán no es un trabajo de "glamour." Recuerden que Jesús también lavó los pies de sus discípulos. Usted conocerá mejor las necesidades de su pueblo. Quizá Dios le está llamando a ser capellán para suplir estas necesidades. Si es así, su recompensa será grande, como fue prometido en la Palabra de Dios. "Entonces, el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y viniste a mi. Entonces los justos responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mi lo hicisteis." Mateo 25:34-40. Que Dios le bendiga en su nuevo ministerio de capellanía. Usted puede estudiar Consejería Cristiana y Consejería Pastoral gratis en el Seminario Reina Valera por internet. El artículo citado arriba es una seleccion tomada del libro titulado "Anhelando Obispado" escrito por el Rvdo. Gilberto Abels. |
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