Recursos Pastorales |
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MANUAL DE EVANGELIZACION PERSONAL por Fernando Alexis Jiménez Lección 1: La urgencia de la Evangelización Personal El crecimiento proporcional de la población mundial, que se disparó a partir del siglo XVIII y que, desde mediados del siglo XX llevó a que la densidad de personas se concentrara en las ciudades latinoamericanas y no como otrora, en los campos, genera un reto para las diferentes denominaciones en cuanto a su tarea de evangelización. El crecimiento de las denominaciones se produce yendo en busca de las almas. El virtual estancamiento se origina en la preocupación de las congregaciones por seguir al amparo y comodidad de sus templos, desconociendo que fuera de las cuatro paredes hay millares de personas que se pierden sin escuchar el evangelio. El punto central de nuestro reto radica en ir hasta las personas a quienes se debe compartir la enseñanza que transforma vidas. En esencia, la tarea es ir a todos los rincones, como lo recomendó el Señor Jesucristo a sus discípulos: “... recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”(Hechos 1:8). La labor –como se puede apreciar—estaba volcada a masificar el Evangelio. Este fue un principio que pusieron en práctica los cristianos, tal como lo describe el Nuevo Testamento, ya que tras la muerte del diácono Esteban a manos de judíos fundamentalistas “... hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles”(Hechos 8:1 b). Donde quiera que iban los creyentes, aprovechaban la oportunidad para evangelizar. Este hecho es de mucha significación porque nos habla de un grupo de seguidores de las enseñanzas del Señor Jesús, con una mentalidad dinámica ya que “... los que fueron esparcidos, iban por todas partes anunciando el evangelio”(Hechos 8:4). No se quedaban esperando que las personas llegaran a los templos. Iban por ellas. Siete razones por las cuales se debe evangelizar En las Escrituras hallamos por lo menos siete razones que nos sustentan el por qué la iglesia de Cristo debe salir de sus templos e ir en pos de las almas. 1.- Porque es una instrucción del Señor Jesucristo para los creyentes. Las Escrituras nos plantean esta recomendación que hiciera el Señor Jesucristo a sus discípulos, como una de las prioridades que se deberían atender una vez partiera: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado “(Marcos 16:15, 16). 2.- Porque el Señor Jesucristo nos acompaña en la tarea de proclamar el evangelio. En la proclamación del evangelio, no estamos solos. El Señor Jesús nos acompaña. Cuando usted esté compartiendo la Palabra, sienta que el Dios de poder está allí, a su lado:”Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían”(v.20). 3.- Nuestro compromiso es predicar. La decisión es personal. Los cristianos estamos llamados a proclamar el mensaje. El Espíritu Santo hace el resto. De ahí que no podemos presionar a alguien a quien estamos evangelizando, para que acepte el mensaje. La esencia de nuestra misión es anunciar la Palabra como lo dijo Dios al profeta Ezequiel al enviarlo al pueblo de Israel: “Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma. Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma.” (Ezequiel 3:17-21). Nuestro compromiso ineludible es predicar. 4.- Cuando predicamos el evangelio, testimoniamos al mundo que Dios brindó una oportunidad Una vez se produzca la partida del ser humano a la presencia de Dios, ningún ser humano podrá excusarse que no recibió el mensaje de Salvación. Hoy día se predica por todos los medios. Esa es la razón por la que nosotros debemos asumir la tarea, sin desaprovechar los espacios que se nos ofrecen. Recuerde, cuando evangelizamos, nos convertimos en testimonio vivo y embajadores de Dios para la humanidad: “Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor. Acaso ellos escuchen; pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que hubo profeta entre ellos.”(Ezequiel 2:4,5). 5.- Cuando se predica la Palabra, se libera poder transformador Recibí el testimonio de una mujer que decía: “Prediqué el evangelio a mi hijo desde niño, pero sólo cuando estaba joven, en medio de una crisis, aceptó a Jesucristo como su Señor y Salvador”. Este y otros relatos reafirman el convencimiento de que, al predicar, estamos sembrando una semilla que en su tiempo rendirá frutos. Así lo dice el profeta: “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.”(Isaías 55:10,11). Con frecuencia hemos trabajado en Impactos Evangelísticos en las calles, se distribuyen tratados y material, y pareciera que nada ocurre. Sin embargo, semanas después llegan las personas al templo. El folleto que distribuimos les inquietó y, frente al problema que experimentaban, terminaron por asistir a los servicios religiosos. 6.- Si rechazan la Palabra no nos rechazan a nosotros sino a Dios. Hace algún tiempo y cuando prestaba mis servicios para la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera del barrio Las Américas, al oriente de Santiago de Cali, desarrollamos con un grupo de jóvenes una serie de jornadas de predicación entre los vendedores ambulantes del centro de la ciudad. Era frecuente que nos arrojaran a la cara los folletos evangelísticos. No era fácil aceptarlo. Pero por fin todos entendimos –me incluyo en ese grupo—que no nos estaban rechazando a nosotros sino el mensaje de salvación que estábamos compartiendo con ellos. No podemos desanimarnos. Es necesario seguir adelante... 7.- Quien nos capacita para la tarea es Dios mismo Quienes evangelizan en las calles con mayor eficacia, no son necesariamente aquellos que han tenido una mayor formación teológica. Generalmente son personas sencillas que han experimentado el poder transformador de Jesucristo y tienen pasión por llevar la Palabra a todos los rincones. En esencia se requiere que estén en estrecha comunión con Dios, mediante la oración. Si dependemos de Dios, el resto lo hace El, es decir, el capacitarnos para la obra: “Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.”(Mateo 4:18-20). No hay excusa entonces para decir: “Yo no puedo hacerlo” o quizá “No tengo las capacidades para evangelizar”. Dios mismo traza las estrategiasSiempre me ha impactado el texto bíblico cuando, tras mucho intentarlo, los discípulos se dan por vencidos y simplemente confían en el Señor Jesús: “Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús. Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No. El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.”(Juan 21:4-6). Es allí cuando obtienen resultados. Hoy día abundan muchas estrategias y planes para el crecimiento de la Iglesia. Pero sin duda, las pautas más eficaces las traza el propio Señor Jesucristo. Basta que dependamos de El y reconozcamos que no es nuestra obra sino de El. Seguramente recibiremos orientación divina sobre qué hacer en cada caso, tal como la recibieron Noé, Moisés, Josué, Gedeón y tantos otros hombres de Dios. Recomendamos a nuestros lectores leer una y otra vez cada una de las lecciones, que no solamente serán útiles cuando deban enfrentar en la práctica la tarea de evangelización, sino también porque una vez capacitado, puede compartir los principios básicos a otras personas en seminarios y talleres sobre evangelismo personal. Lección 2: Evangelizar: compromiso ineludible y no una mera opción En desarrollo del estudio sobre el MANUAL DE EVANGELIZACION PERSONAL, es necesario abrir un espacio de concientización a los asistentes sobre su compromiso con la proclamación de las Buenas Nuevas: Todo creyente en Jesús tiene la obligación de evangelizarCon frecuencia se considera que el compromiso de evangelizar recae en los pastores. De ahí la necesidad de inculcar en todos los creyentes, incluso en quienes recién comienzan el proceso de discipulado, la necesidad de asumir el compromiso de proclamar en todos los espacios el mensaje transformador de Jesucristo. Entre las razones que podemos citar para sustentar este principio, figuran: - Si cada día compartimos el evangelio a una persona, en el año habremos compartido el evangelio a 365 personas. - El evangelio creció hasta el año 325, cuando el emperador Constantito reconoció el cristianismo como la religión oficial del imperio romano. Cuando se acabó la persecución, se desencadenó un progresivo estancamiento. - La fuerza de la evangelización recae en los laicos Presentación del evangelio La presentación del evangelio es un aspecto de suma importancia. Es el punto de enlace con aquél a quien vamos a compartir las Buenas Nuevas. En esa “carta de presentación” en que se convierte nuestro diálogo, reside la posibilidad de lograr entablar un diálogo productivo o, por el contrario, levantar barreras desde un comienzo. ¿Cómo abordar a una persona? 1.- Inicialmente aborde un tema neutral Hay muchas formas de abrir un diálogo. Lo más aconsejable es acudiendo a un tema neutral. Algo que, de inmediato, no asocie al interlocutor con el evangelio, de lo contrario, aquellos que tienen algún grado de prevención podrían levantar una barrera que impida la comunicación. Un aspecto equilibrado puede ser una alusión al estado del tiempo, comentar un acontecimiento reciente que ocupe los titulares de los diarios, las noticias de la televisión o algo que llegue a la mano, que pueda ser de interés común. La Biblia ilustra este principio cuando hallamos al evangelista Felipe quien, guiado por el Espíritu Santo, es instado a acercarse a un etíope que se desplazaba en la ruta de Jerusalén a Gaza. El hombre iba leyendo las Escrituras. Pero Felipe no inicia abiertamente su diálogo refriéndose a aspectos bíblicos. Por el contrario, emprende su conversación con una pregunta elemental: “Felipe se acercó de prisa al carro y, al oír que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó: --¿Acaso entiende usted lo que está leyendo? --¿Y cómo voy a entenderlo --contestó-- si nadie me lo explica? Así que invitó a Felipe a subir y sentarse con él. “(Hechos 8: 30, 31. Nueva Versión Internacional). A partir de esta entrada: “Entonces Felipe, comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura, le anunció las buenas nuevas acerca de Jesús.”(v.35). Es una habilidad que adquirimos con el paso del tiempo. Quizá al principio tengamos tropiezos, pero progresivamente es fácil lograrlo. Además, Dios nos ayuda en este propósito. Otro ejemplo de la Biblia Las Escrituras nos muestran en otro pasaje la forma ecuánime como se aborda a un no creyente, para establecer diálogo y compartirle las Buenas Nuevas:
”
Pablo se puso en medio del Areópago y tomó la palabra: --¡Ciudadanos
atenienses! Observo que ustedes son sumamente religiosos en todo lo
que hacen. Al pasar y fijarme en sus lugares sagrados, encontré
incluso un altar con esta inscripción: A UN DIOS DESCONOCIDO. Pues
bien, eso que ustedes adoran como algo desconocido es lo que yo les
anuncio. Lea de nuevo el pasaje y observe la forma magistral como llega a los atenienses: con un tema neutral, tomado de la cotidianidad que ellos podían apreciar, e inmediatamente después se enfoca en el asunto que le movía: evangelizar. Es primordial aprender a establecer un canal de comunicación de manera neutral. Esto genera un terreno de confianza que podemos aprovechar adecuadamente. 2.- No es prudente abrir polémicas religiosas Con frecuencia en nuestro propósito de llegar a una persona, encontramos a quienes –prevenidos por experiencias similares—nos reciben con preguntas que contrarrestan el propósito de establecer un diálogo equilibrado. Es probable que le formulen interrogantes como: ¿Ustedes qué opinan de la virgen María?¿Por qué pagan los diezmos?¿Por qué los evangélicos no tienen Papa como nosotros los católicos si le reconocemos como máximo jerarca? y una serie innumerable de cuestionamientos que no viene al caso consignar aquí y que probablemente haya experimentado en alguna ocasión. Frente a una situación así, lo más aconsejable es no entrar en el terreno de la polémica que no conduce a ningún lado y, por el contrario, pueden desencadenar enfrentamientos que no aportan nada a la evangelización. Con mucho tacto, eluda esas preguntas comprometedoras que pretenden estimular un enfrentamiento de carácter teológico. ¿Cómo dirigirse a una persona? El abordar a alguien viene acompañado de actitudes que son fundamentales para dar solidez al diálogo. En primera instancia, es necesario mirar a los ojos a aquella persona que abordamos. No existe nada más chocante que alguien que habla sin siquiera dirigirse a su interlocutor. Igualmente, observe serenidad y compostura. Así el interlocutor quiera llevar la conversación al terreno del debate, no permita que éstas circunstancias le conduzcan a perder la calma. Aunque suene cómico, hay quienes en el proceso de evangelizar terminaron enzarzados en tremendas discusiones. Maneje la situación. Si considera que está incursionando en una polémica, con prudencia evada el asunto. Para terminar este asunto inicial, no olvide jamás que es necesario evidenciar seguridad no solo en lo que creemos sino también en lo que decimos. Lección 3: Orientando la conversación hacia el Evangelio Cuando hemos agotado la etapa previa de abordar un tema neutro, ingresamos a una segunda fase: orientar la conversación hacia el tema específico de Jesucristo y Su mensaje transformador. Se requiere un elemento que conecta el asunto secular que venimos tratando con la Palabra de Dios. A este punto le denominamos “Transición”. La Transición ¿Cómo se realiza la transición? Esencialmente con prudencia, evitando ser bruscos. Imagine por un instante que llega de la calle en donde una dulce sensación de calor le ha acompañado y de pronto entra en una oficina con aire acondicionado. El cambio se percibe inmediatamente. Igualmente con una conversación. La nueva orientación del diálogo se puede tornar evidente y –eventualmente—puede llevar a que nuestro interlocutor decida romper la comunicación. Un buen ejemplo de transición es enfocar el asunto al plano de la realidad actual: --“La crisis que vive el mundo por la violencia, se salió de las manos de las autoridades; definitivamente sólo un poder superior como el de Dios podría ayudarnos a encontrar una salida”--. -- “La crisis personal que enfrentamos lleva a convertirse en un callejón sin salida, y cuando todas las alternativas se agotan, encontramos que solamente Dios tiene una respuesta”--. --“Superar actitudes, hábitos o inclinaciones del hombre como la bebida, el temor, la agresividad, sólo es posible si acudimos a un poder superior porque en nuestras fuerzas difícilmente lo lograremos, y esa fuerza superior proviene de Jesucristo”--. Los anteriores enfoques son sólo algunos de los que podríamos adoptar. Por supuesto, todo depende del aspecto que estemos tratando. Es probable que al comienzo cometa errores en el proceso de la transición, pero con ayuda de Dios podrá lograrlo exitosamente. No permita que lo desvíen del tema Durante la transición es posible que su interlocutor quiera desviarlo del tema. Una forma común de hacerlo es formulándole una pregunta que le sustraiga de su enfoque inicial. En tal caso, dígale con amabilidad que se la contestará hacia el final, a menos claro está que el interrogante tenga estrecha relación con el tema que venían tratando. Sea amable, cortes y clar Es fundamental observar prudencia, no dar lugar a la intemperancia y algo ineludible: utilizar términos sencillos, fáciles de entender, exentos de todo revestimiento teológico. Guárdelos para cuando se encuentre en el templo. Presente todos los temas Cuando llegue el momento oportuno, presente todos los temas, no eluda ninguno. Recuerde que el mensaje de Salvación se debe presentar completo, así sea con rapidez, para facilitar la comprensión del interlocutor. ¿Qué hacer si la persona no quiere recibir el mensaje? Una decisión desacertada es presionar a las personas para que reciban el mensaje transformador del evangelio. Antes que contribuir a la obra de Cristo, despertamos rechazo. Lo aconsejable en tales casos es decir algo como: “Está bien, se que será en otra ocasión que podamos abordar el tema. Pero quiero decirle por último que Jesucristo le ama y siempre estará atento a ayudarle en cualquier dificultad que pudiera enfrentar”. Recuerde lo que dice el Señor en su Palabra: “... si tu amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad, y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma”(Ezequiel 3:19). El mensaje que usted sembró es una semilla que germinará en el momento oportuno: “... así será mi palabra que sale de mi boca no volverá a mi vacía, sino que hará lo que quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”(Isaías 55:11). Al compartir el evangelio, usted no ha perdido el tiempo. Por el contrario, ha dado un paso de significación en la tarea de extender el reino de Dios. Hay, además, una recomendación práctica que jamás debe olvidar: lleve siempre consigo –en lo posible—un Nuevo Testamento. No ocupa mucho espacio y puede serle de mucha utilidad cuando está evangelizando. Lección 4: Compartiendo los puntos básicos del evangelio Una vez hemos orientada la conversación hacia el enfoque específico del evangelio, sería aconsejable –si hay disponibilidad de tiempo y las circunstancias se prestan para ello—formular una pregunta de diagnóstico:. --¿Quién es Jesucristo para usted?-- Este interrogante nos permitirá determinar en qué terreno estamos pisando. La apreciación que escuchemos de nuestro interlocutor nos permite avanzar en el diálogo y en particular, en el proceso de evangelización. De acuerdo con la respuesta, que generalmente está inclinada a aceptar la condición de Jesús como Hijo de Dios, nuestra afirmación siguiente sería: “Jesucristo es la respuesta a los interrogantes del hombre” para inmediatamente presentarle el plan de Salvación: ¿Por qué?: 1.- Porque el pecado nos separa de Dios (Romanos 3:22-24) Versículo para memorizar: “Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús...” (Romanos 3:22-24). Los seres humanos sin importar raza, condición étnica, social o política, hemos pecado. Es parte de la naturaleza bajo la cual nacemos. Esa condición de pecado, como bien lo señalan las Escrituras, abre un enorme abismo entre un género humano caído y Dios. 2.- Porque no podemos se salvos por nuestras buenas obras (Efesios 2:8,9). Versículo para memorizar: ”Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8, 9). Haga notar a la persona que está evangelizando, que no basta con decir “Soy bueno” o “Tengo una vida en la que no causo mal a nadie”. Los seres humanos necesitamos más que eso para estar en la presencia de un Dios Santo. Además, ese paso no es imposible porque nuestro amado Hacedor marcó el camino a través de su Hijo Jesús. 3.- Porque Jesucristo es la puerta de entrada a una nueva vida ahora, y la eternidad en el futuro (Juan 3:16). Versículo para memorizar: ”Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16). Jesús, el Señor, murió por nuestros pecados. Todo aquellos errores que cometimos en el pasado fueron borrados de los archivos celestiales y la deuda quedó saldada para siempre en la cruz mediante el sacrificio que hizo por la humanidad. Dios entregó a su Hijo para establecer el puente hacia El. Además, para abrirnos las puertas a la vida eterna. 4.- Porque la obra redentora de Jesucristo nos hace nuevas criaturas (2 Corintios 5:17). Versículo para memorizar: “ De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”(2 Corintios 5:17). Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador, las páginas de nuestro pasado se borran y se abren --frente a nosotros-- las páginas en blanco de cada nuevo capítulo que apenas comenzamos a escribir. No olvide memorizar los versículos Es fundamental que se tome el trabajo de memorizar los versículos. Son apenas cuatro, pero si los lee y aprecia detenidamente, se dará cuenta que sintetizan los aspectos fundamentales para conocer el Plan de Salvación de nuestro amado Señor Jesucristo. Puede hacerlo escribiéndolos en una libreta o en su agenda personal, y cada vez que tenga oportunidad releerlas hasta facilitar el que queden grabadas en su mente. La decisión de fe Si lo considera apropiado, es importante que invite a la persona para que haga la decisión de fe en la obra redentora de Jesucristo. Lo aconsejable es que sea corta. Un modelo sencillo puede ser: “Señor Jesucristo, reconozco que he pecado. Gracias por perdonar mis pecados por tu muerte en la cruz y la oportunidad que me das de emprender una nueva vida. Te acepto en mi corazón. Haz de mi la persona que tú quieres que yo sea. Amén” No guíe a la persona a pronunciar oraciones demasiado largas. Con algo tan elemental como lo que vimos, basta. Ahora que ya aprendió pautas básicas, es necesario poner en práctica esos principios persona a persona y también, en los espacios que tendemos a disposición, bien sea confinados como los autobuses de transporte urbano, o al aire libre. Lección 5: ¿Qué hacer para emprender la evangelización personalizada? Cuando tenemos claro que el mandato del Señor Jesucristo “Y acercándose Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”(Mateo 28:18-20) es para todos aquellos que creemos en El, es necesario emprender la tarea de evangelización personalizada. Para hacerlo, hay unos pasos sencillos que compartimos con todos ustedes. 1.- Primer paso: Orar por las almas En el Señor Jesucristo apreciamos un amor auténtico por aquellos que iban camino de la perdición, sin conocer el evangelio transformador. “Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos porque eran como ovejas que no tenían pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas”(Marcos 6:34). El amor de Jesús por su pueblo, le llevó a sacrificar su vida. Igual muchos hombres y mujeres en la historia de la humanidad. Han dado todo de sí, para proclamar el evangelio. Viene a mi memoria una mujer de 83 años que hace poco tiempo fue resaltada por la Revista “Sinfronteras”, de tendencia católica. Su nombre es Xin Luan. Al traducirlo, vendría a ser algo así como Isabel. Reside en China y diariamente recorre veinte kilómetros, de ida y vuelta, para evangelizar a una comunidad de personas de tercera edad. Para ella es fundamental hablar de Cristo. Ama las almas. Es el primer paso para emprender la evangelización personalizada. 2.- Pedir a Dios que abra las puertas Con frecuencia nos hallamos ante una realidad. Tenemos ganas, entusiasmo y deseos de evangelizar. Pero encontramos inconvenientes. Se levantan obstáculos frente a nosotros. ¿Qué hacer? Orar para que nuestro amado Dios abra puertas. El va delante nuestro como poderoso gigante. Nos ayuda. Es quien nos asiste en el momento de compartir la Palabra. Este principio lo hallamos en la carta que envió el apóstol Pablo a su discípulo Timoteo: “...orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos, y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar” (Efesios 6:18-20). Si Dios abre las puertas, encontraremos oportunidades y circunstancias favorables para evangelizar. La oración y pedir que nos conceda la posibilidad de llegar a las personas, es eficaz. 3.- No desaprovechar las oportunidades Piense por un instante cuántas oportunidades ha desaprovechado en su vida. En un diálogo informal, mientras aguardaba el autobús. O quizá cuando hacía fila para cancelar los servicios básicos. O en el aeropuerto, mientras esperaba un vuelo. Cualquier espacio puede representar la transformación de un ser humano. Imagine que está con el Señor Jesús justo a la entrada al infierno. Y ve pasar una y otra persona. Le miran al rostro y le dicen: “Pudiste hablarme de Cristo y evitar aquí mi tormento. Pero no lo hiciste”. ¿Cómo se sentiría? Sin duda, con remordimiento por no haber aprovechado el momento oportuno. La recomendación la hizo el propio apóstol Pablo cuando escribe a su fiel discípulo Timoteo: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”(2 Timoteo 4:1, 2). 4.- El testimonio personal: una forma eficaz de evangelizar Sin duda, una forma eficaz de proclamar a Jesucristo radica en tener coherencia entre lo que decimos y hacemos. Jamás olvido el caso de un alto dirigente centroamericano que por años ejerció como pastor evangélico. En cierta ocasión que viajó a Estados Unidos, lo sorprendieron camarógrafos indiscretos cuando—terminada una jornada de trabajo—fue con sus guardaespaldas a un centro de nudismo femenino. El hecho fue bochornoso y puso en tela de juicio el testimonio de un líder eclesiástico. Reavivó el interés por la brecha existente entre lo que decimos y hacemos, principalmente entre el pueblo cristiano. Consciente de esta situación, el apóstol Juan en una carta al diácono de nombre Gayo, escribe: “Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. No tengo yo mayor testimonio que éste, el oír que mis hijos andan en la verdad”(3 Juan 3, 4). En el mismo texto, menciona el ejemplo de un cristiano a carta cabal de nombre Demetrio (versículo 12). También Pablo, en una carta a Timoteo le recomienda: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12). Tenga presente la importancia que tiene su testimonio en el proceso de evangelización personalizada. Lección 6: El evangelio a una persona: una presentación sencilla Con más frecuencia de lo que debiéramos, olvidamos que hay una enorme diferencia entre los términos y palabras, tiempo e incluso, gestos que utilizamos al compartir el mensaje transformador de Jesucristo desde un púlpito, a la estrategia que asumimos en un espacio abierto, y la enorme brecha que separa estos dos métodos, del que adoptamos al evangelizar a una persona. Son tres escenarios diferentes, como distintos deben ser los principios que adoptemos en nuestro propósito de compartirles el reino de Dios. La mejor ilustración es la que encontramos en el proceso de evangelización al funcionario etíope cuando regresaba de Jerusalén, después de ir a adorar al Señor y Creador de todas las cosas. Vamos a recabar en la escena porque es fundamental. El relato lo encontramos en el libro de los Hechos capítulo 8 versículos del 26 al 40. Allí encontramos algunas pautas vigentes también para nuestro tiempo. 1.- Sensibilidad a la voz de Dios Llama poderosamente la atención el versículo con el que inicia el pasaje:” Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.”(versículo 29). Los planes de Felipe diferían de los del Señor. Pero cuando nuestras vidas están en Sus manos como instrumentos, El se mueve con poder y reorienta nuestros proyectos. Segundo, Felipe escuchó de manera clara la voz de Dios. No actuaba movido por las emociones. Tenía la certeza de qué era lo que el Creador quería que hiciera. He aquí dos principios fundamentales: sensibilidad a la voz de Dios y convicción en todo cuanto hacemos. Un tercer elemento que reviste importancia en el texto es la especificidad de Dios. El no divaga. Es claro cuando nos envía a cumplir una misión. En el buen sentido de las palabras, tiene todo cuidadosamente calculado. 2.- Obediencia a los planes de Dios Quien desea involucrarse en la evangelización –bien sea masiva o de carácter individual—debe ser no sólo sensible sino obediente a la voz de Dios, como ocurrió con el evangelista Felipe:”Entonces él se levantó y fue”(primera parte del versículo 27). 3.- Esperar el momento oportuno Si hay algo que despierta incomodidad es que nos importunen. Y eso se aplica también al evangelio. Es importante orar a Dios que abra puertas. Esto nos asegura llegar el día indicado, al sitio apropiado y en el instante oportuno. Esa circunstancia la apreciamos en el pasaje que estamos estudiando. “Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. (versículos 27 b – 31). ¿Puede darse cuenta? El evangelista se acercó en el momento que Dios le indicó. No solo contó con la anuencia del etíope sino que incluso, el funcionario norteafricano le invitó a subir al vehículo. 4.- Una presentación sencilla del evangelio Inicialmente nos referíamos al papel que juegan las palabras y los gestos que utilicemos. Es válido en el caso de la evangelización personal. Lo esencial es no acudir a términos rebuscados o tornar complicado el mensaje. Por el contrario, nuestra preocupación debe ser presentarlo en la forma más sencilla posible. Vamos de nuevo al texto: “El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.”(versículos 32-35). Lo que arroja el pasaje son dos principios prácticos. Primero, fundamentarnos en las Escrituras pero en la manera más elemental posible para que ni la Biblia ni lo que se enseña se convierta en algo traumático para la persona a quien vamos a evangelizar. Segundo, es a partir del mensaje del evangelio que compartimos el plan de Salvación como lo señala el texto “Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.”. 5.- No es necesario acudir ni a la manipulación ni a la presión Cierto día de compras, me acerqué a un puesto de exposición de un artículo de cocina. A mi esposa y a mi nos interesó. De buena gana escuchamos las explicaciones sobre sus utilidades en casa. Pero justamente cuando estábamos más interesados, otro vendedor se nos acercó y nos apuraba que firmáramos el compromiso de compra. ¿Qué hicimos? Alejarnos. ¿La razón? Ni a usted ni a mi nos agrada que nos presionen a tomar una decisión. Es con prudencia que abrimos puertas. Felipe no obligó al etíope a tomar una decisión por Jesucristo. Le presentó el mensaje. Y Dios hizo el resto. “Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.”(36-38). ¿Qué hacer si la persona no manifiesta deseo, en primera instancia, de aceptar a Jesucristo como único y suficiente Salvador? Viene una segunda estrategia que es sugerirlo. Explicarle la necesidad que el ser humano tiene del Señor Jesús. ¿Y si persiste en eludir su compromiso? No insista en el lugar. Dígale que las puertas para que tome esa trascendental decisión, quedan abiertas. Pero en privado, ore por esa persona, que Dios toque su vida con poder. Puedo asegurarle que pronto emprenderá el camino de la Salvación en Cristo. Lección 7: Impactos evangelísticos en las callesLa realización de eventos al aire libre reviste particular importancia en el cumplimiento de la Gran Comisión que el Señor Jesucristo depositó sobre los hombros de sus discípulos y de nosotros hoy, como su Iglesia. Es necesario ir en busca de las almas que no conocen el mensaje transformador del evangelio. ¿Dónde? En las calles. No podemos ampararnos en la comodidad de las cuatro paredes de nuestros templos. Cuando en la iglesia dispone de hombres y mujeres que sienten el llamado a proclamar el evangelio mediante la Evangelización Personal, se pueden constituir Comités que trabajen específicamente en la preparación de actividades en el sector donde se encuentra la congregación, en la ciudad o poblaciones vecinas. Quienes participen, deberán observar en sus vidas las siguientes características: 1.- Estudio diligente de la Palabra de Dios. 2.- Intima comunión con Dios a través de la oración. 3.- Buen testimonio de vida cristiana. Programación periódica de eventos Una característica negativa para el desarrollo de una congregación lo representa la improvisación. Realizar actividades porque al pastor o líder de grupo se le “iluminó” el bombillito es contraproducente. Estas ejecutorias encierran emocionalismo y, en la mayoría de las casos, falta de planificación. ¿Qué es aconsejable? Adelantar reuniones, bien sea de carácter semanal o quincenal, con el propósito de orar, es bueno compartir algún estudio bíblico y determinar en qué áreas de la ciudad se pueden adelantar impactos evangelísticos. Es imprescindible tener en cuenta fechas, horas y que –en lo posible—se trate de sectores concurridos. Por ejemplo, si deciden realizar evangelismo en un parque público: Se determina la fecha y, con suficiente tiempo de antelación, se cumplen jornadas de avanzada. ¿En qué consisten? Las jornadas de avanzada no son otra cosa que ir hasta el lugar previsto para la actividad, apreciar bien si hay negocios comerciales, iglesias, teatros, cuántas residencias, identificar si se trata de un barrio popular o de clase alta etc. En lo posible se debe elaborar un croquis. Con esta información, en el próximo encuentro se podrán promover estrategias; si es viable o no instalar una plataforma; si basta con realizar recorridos por las calles utilizando el megáfono con el propósito de invitar a la comunidad para que asista a un lugar específico en donde se realizará e impacto evangelístico y también, calcular cuánto material impreso se utilizara. En una nueva reunión se acordará qué día irá un grupo de cristianos a la zona para orar. No es necesario que la oración se haga en voz alta. Se puede realizar mentalmente o en voz baja. Aconsejamos recorrer las avenidas y calles, pidiendo al Señor que prepare el terreno para el desarrollo del evento. Respeto profundamente a quienes no comparten la realización de estas avanzadas de oración, pero considero que todo lo que se vaya a cumplir debe estar regado con clamor delante de Dios. Paralelamente, quienes integran el grupo de evangelismo estarán haciendo oración desde su casa o desde el templo, intercediendo por el impacto evangelístico. Determinar tareas Previo a la realización del evento en las calles, es fundamental delegar algunas tareas. El propósito es que todos asuman su compromiso, se involucren y se tornen partícipes. Se asignarán a personas encargadas de las siguientes tareas: a.- Distribución de tratados evangelísticos (folletos, plegables) a las gentes. b.- Promocionar el impacto bíblico con el megáfono, recorriendo las calles. c.- Para orar mientras se cumple el impacto evangelístico. d.- Adelantar la labor de consejería para quienes recién aceptan a Jesucristo. (Generalmente se escoge a quienes tienen experiencia en la búsqueda y aplicación de principios bíblicos). e.- Entonar coros y compartir su testimonio. f.- Predicar Insistimos en la necesidad de planificar las actividades a desarrollar con suficiente anticipación con el propósito de no incurrir en la improvisación que resulta negativa y afecta los resultados. Lección 8: Esquema de los Impactos Evangelísticos Una vez estamos a las puertas de realizar un impacto evangelístico --tras ubicar con anticipación el lugar apropiado, orar con por la actividad y designar a quienes nos prestarán su colaboración distribuyendo material, en la realización del servicio religioso al aire libre, y quienes servirán como consejeros—procedemos a revisar: 1.- Que el lugar donde estaremos ubicados ofrece visibilidad y, en lo posible, registra buena afluencia de público. 2.- Que disponemos de un sonido adecuado. Es necesario dirigirlo a espacios abiertos y—algo que parece intrascendente pero que es fundamental—no dirigir las emisiones del altavoz en contra de la corriente del viento. 3.- Que los creyentes que prestarán su colaboración estén ubicados estratégicamente. Lo que generalmente hacemos es pedirle a algunos creyentes que estén detrás de las personas nuevas, visitantes o curiosos. ¿El propósito? Que una vez llegue el momento de hacer la oración de decisión de fe por Jesucristo, estén prestos a orientarles, suministrarles material y, en lo posible, tomar su dirección y teléfono. Realización del servicio religioso Es esencial tener en cuenta que un servicio religioso o impacto evangelístico al aire libre no debe tomar mucho tiempo en su realización porque el grado de atención de las personas se pierde con rapidez. En lo posible, podemos distribuir el tiempo –que se aconseja oscila entre los 15 minutos-- de la siguiente manera: 1.- Oración y apertura del servicio religioso (3 minutos). 2.- Interpretación de Coros (6 minutos –equivalente a dos o tres coros o alabanzas--). 3.- Testimonio (un testimonio de 3 minutos es más que suficiente). 4.- Predicación del mensaje (un mensaje de 10 minutos). Es necesario tener en cuenta que, tras una lectura muy breve de la Palabra de Dios, viene su exposición de manera concisa. Recuerde que los oyentes no tienen a mano una Biblia y es por tanto usted quien debe guiarles. 5.- Oración de decisión de fe (3 minutos). Seguimiento a los nuevos creyentes Aunque es contraproducente presionar a quienes toman la decisión de fe por Jesucristo en estos servicios, es aconsejable tomar la dirección de la residencia y/o el teléfono y, si demuestran interés, ofrecernos para realizar una visita. Tenga en cuenta que es fundamental realizar un seguimiento a estas personas con el propósito de afianzarles en su determinación de caminar en los senderos del Señor Jesús. Otra opción es solicitarles que nos permitan llamar telefónicamente. Ese contacto debe realizarse en el curso de las 72 horas siguientes. Un elemento neutro para abrir la conversaciones es preguntar cómo se han sentido, cuál es su estado de ánimo y espiritual ahora que aceptaron a Jesucristo en su corazón y, si tienen alguna inquietud. Por lo regular, las tienen, y este es un elemento que nos ayuda a estrechar las relaciones con el propósito de evangelizarles. ¿Cada cuánto es aconsejable realizar estos impactos evangelísticos? Se recomienda desarrollar servicios religiosos en espacios abiertos o impactos evangelísticos, una vez cada mes. Esto nos permite hacer presencia como denominación, realizar seguimiento a la receptividad que podamos tener en el sector y establecer contactos para, en el futuro, realizar reuniones de Grupos de Estudio Bíblico o células. ¿Qué se debe evitar al realizar estos eventos? Cuando realizamos Impactos Evangelísticos debemos evitar: 1.- Presionar a las personas para que tomen una decisión de fe por el Señor Jesús. 2.- Envolvernos en discusiones y polémicas de carácter teológico. 3.- Hacer énfasis sólo en nuestra denominación, dejando de lado que antes que una congregación en particular, a quien se debe proclamar es a Jesucristo. 4.- Realizar servicios religiosos en espacios abiertos que pasen de treinta minutos. Tome en cuenta que actividades de proclamación pública del evangelio constituyen una extraordinaria oportunidad para llegar a quienes todavía no se congregan en ninguna iglesia y además, abrir el espacio para que conozcan más acerca de Jesucristo. Lección 9: Evangelización en vehículos de transporte En Latinoamérica es frecuente que los vehículos de transporte urbano e intermunicipal --como buses y colectivos-- se constituyan en espacios para la comercialización de todo tipo de productos, desde elementos de aseo hasta libros. Esta se ha convertido en una nueva alternativa para la generación de empleo frente a la recesión que muchos países enfrentan, y que ha traído como consecuencia un progresivo cierre de las fuentes de trabajo. Es una práctica generalizada que abre las puertas para la proclamación del Evangelio, con la diferencia de que usted y yo no vamos a pedir recursos sino a compartir gratuitamente una salida al laberinto que viven miles de hombres y mujeres, quienes todavía no tienen a Jesucristo en su corazón. ¿Cómo se integran los equipos? Para evangelizar en los vehículos de transporte urbano se aconseja integrar equipos de tres personas. La primera persona se encarga de proclamar el evangelio de Jesucristo a través de un mensaje corto. La segunda persona, distribuye los tratados o folletos evangelísticos entre quienes viajan en el automotor. El tercer colaborador estará intercediendo mentalmente a favor de esa actividad. Se ubicará en la parte posterior del bus o colectivo, en la salida. De esta manera, si alguien va a bajarse sin escuchar la totalidad del mensaje, le pueda obsequiar un folleto para que lo lleve consigo. ¿Qué tipo de mensaje compartir? El mensaje de evangelización que se compartirá, debe ser breve. Lo aconsejable son cinco minutos. No olvide que con facilidad perdemos la atención de los oyentes y es imprescindible aprovechar al máximo cada segundo. Se recomienda leer un versículo bíblico (puede hacerlo directamente de la Biblia o acudiendo a la memorización del texto) y, a partir de allí, desarrollar la predicación. En lo posible, acuda a las ilustraciones con hechos prácticos que le permitan a los oyentes asimilar todo lo relacionado con el evangelio y la forma como contribuye a nuestro crecimiento personal y espiritual. Insistimos en un principio: que su exposición sea breve. Mire a los ojos a quienes están escuchándole. No se sienta inquieto ni se desanime o distraiga porque hayan quienes siguen dialogando sin prestar atención a sus palabras. Inconscientemente están asimilando información. Ellos también son impactados. ¿Qué hacer cuando se entrega un tratado (folleto) ? Lo más aconsejable es que entregue cada tratado con una amplia sonrisa, un sincero “Jesucristo te ama” y la disposición de enfrentar con optimismo cualquier rechazo. Si no le reciben el material, recíbalo de vuelta. No exprese molestia o desilusión. Usted predica a Jesucristo, no a usted mismo. Hay quienes dicen “Gracias por recibirlo” a aquellos que notan con un semblante renuente al mensaje. Generalmente esas tres palabras desarman a cualquiera, rompen el hielo y le comprometen sutilmente para que reciba el plegable. ¿Es viable realizar una oración de decisión de fe por Jesucristo? Por supuesto que es viable llevar a quienes se encuentran en el vehículo a abrir su corazón para que reciban a Jesucristo como su único y suficiente Señor y Salvador. Lo que no es conveniente es invitar a quienes tomaron dicha decisión, a levantar la mano. Pocos lo harán, probablemente ninguno. ¿La razón? Pueden sentirse cohibidos. ¿Qué podemos y debemos hacer entonces? Formularles tres invitaciones. La primera, para que diariamente hablen con Dios mediante la oración. La segunda, que asuman el principio de leer cada día la Biblia, y la tercera, acercarse a una iglesia cristiana y, compartirle al pastor, que ya tomaron la decisión de fe. Es probable que alguien quiera más información. No desperdicie la oportunidad. Usted puede tomar los datos de la persona y hacerle una visita. Es importante que, desde hoy, evalúe la posibilidad de llevar a su congregación a proclamar a Jesús el Señor en los vehículos de transporte urbano. Lección 10: Alcanzando familiares y amigos para Cristo Una forma eficaz de proclamar el evangelio transformador de Jesucristo es compartiéndolo con las personas cercanas como familiares y amigos. Se trata de un mecanismo que permite, de un lado compartir las enseñanzas del evangelio, despejar interrogantes que pudieran asaltar al simpatizante y de otro, hacer un seguimiento posterior cuando toma una decisión de fe por el Señor Jesús. Si bien es cierto revisten importancia las campañas masivas, la evangelización en las calles y en vehículos de transporte urbano—entre otros mecanismos—es fundamental reconocer el alcance que tiene el evangelismo personalizado. Una congregación en la que cada miembro se compromete a enseñar la Palabra crecerá pronto. Es un principio evidente. Y eficaz. Personalmente cargo en mi agenda una buena cantidad de tratados. Me permite distribuirlos en mi trato común con las gentes. Sin duda, abre puertas para que alguien que apenas conozco, escuche, asuma y adopte el evangelio. Registros bíblicos de evangelización personalizada El Nuevo Testamento registra por lo menos cuatro casos de evangelización personalizada. Este sencillo sistema explica por qué rápidamente difundían la Palabra de Dios entre quienes les rodeaban. Felipe y Natanael Cuando Jesús iba camino de Galilea, se encontró con Felipe. El llamamiento del maestro le impactó. Cambió el curso de su vida. Comprobó que había encontrado aquello que había buscado por mucho tiempo. Llenó el vacío que enfrentaba. Entonces “Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la Ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret”(Juan 1:45). Fue un encuentro que llevó, inmediatamente, a masificar la enseñanza. Observe que Felipe no pasó por el proceso de discipulado siquiera, sino que inmediatamente fue evangelizado, testimonió a Natanael sobre lo que había ocurrido en su existencia. Evangelizó. Jesús y la Samaritana El incidente relatado en el evangelio de Juan, es uno de los más comentados en las Escrituras. Se trata del diálogo que sostiene el Señor Jesús con la mujer samaritana, cuestionada por sus congéneres dado su estilo de vida disipado. El maestro no la cuestionó. Le presentó una nueva oportunidad, la que ofrece Dios de ser convertidos en nuevas criaturas, conforme Su voluntad. “Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo”(Juan 4:39, 41, 42). La mujer no guardó el secreto de encontrar sentido para su existencia. Se sentía renovada, comenzando un nuevo sendero. Y ¿Qué hizo? Compartió sobre el mensaje impactante de Jesucristo a sus amigos y allegados. Pedro y Cornelio Pedro se encontraba muy lejos de Cesarea, ciudad donde un militar de la compañía romana La Italiana, recibió revelación de Dios. Y envió en su búsqueda. Advertido por el Señor, Pedro no se negó a ir. Por el contrario, respondió con solicitud a la invitación. “Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos”(Hechos 10:23). Aprecie que no quiso quedarse él solo con el evangelio. Antes bien, llamó a todos sus conocidos. Incluso, todos fueron bautizados como leemos en los versículos 47, 48. Pablo y Silas, encarcelados en Filipos En Pedro y Pablo encontramos dos guerreros de Dios, a quienes no amilanaban las circunstancias para proclamar el evangelio. Las cadenas no detenían su propósito de evangelizar. Precisamente, en una de las tantas escenas en que vemos a Pablo, lo apreciamos en la cárcel junto con Silas, uno de sus inmediatos colaboradores. Oraban, aún entrada la noche. Un gran terremoto fue la respuesta del Supremo Hacedor. Sus cadenas cayeron. Eran temporalmente libres. El carcelero quería eliminarse, pensando que habían huido. Pablo le tranquilizó e inmediatamente les preguntó: “¿Qué debo hacer para ser salvo? Ellos le dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa. Y le hablaron la Palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa”(Hechos 18:31, 32). Observe como Pablo y Silas se convirtieron una vez más en protagonistas de un estrecho proceso de evangelización personalizada. Su actitud constituye un ejemplo para nosotros hoy. Jiménez, Fernado Alexis, Manual de evangelismo personal. Usado con permiso. |
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