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"Si alguno anhela obispado, buena obra desea." 1 Timoteo 3:1

 
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Cómo evangelizar por la radio por Lemuel Larrosa

Adaptado del libro "Evangelismo en Uruguay", 1992, por Lemuel Larrosa.

Radio es imaginación y creatividad. Pero esa imaginación y creatividad deben darse dentro del contexto de la realidad social, cultural y religiosa de la gente con quienes intentamos comunicarnos. Mi intención es ayudarles a abrir su mente a otras formas de pensamiento que son más efectivas y logran mejores resultados. Sabiendo y conociendo a quién deseamos predicarle seremos más efectivos y lograremos mejores resultados. Analizaremos algunos aspectos relacionados directamente con la realización de un buen programa de radio.

I - UN PROGRAMA DE RADIO DEBE SER PARA RADIO

El mayor problema que veo en algunos programas es que son realizados no para radio, sino para templos. No necesariamente el predicador exitoso de púlpito logra lo mismo en el micrófono. He visto muchos colegas transpirando y tartamudeando ante el micrófono, cosa que no hacen ante un auditorio presente. Cabe decir que es viable transmitir un culto desde la iglesia y lo hemos hecho con Palau, Billy Graham, Mottesi y algunas iglesias. Pero tienen esa finalidad: decirle al oyente que puede participar de ese culto en un templo o estadio, esté donde esté. Recuerdo haber recibido una carta de una cárcel de Argentina, donde me decían: "Los domingos a las 21 horas aquí en Batán nos reunimos 150 hermanos para participar de su culto dominical en Montevideo, lástima que no podemos ofrendar". Pero si usted desea un programa cuyo formato sea radial, no debe tomar ese modelo.

Así pues es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:

1. El tono debe ser conversacional y no de conferencista. Hoy en día se terminó el tipo de radio impersonal. Ahora la radio es personal y sin corbata. La radio es compañía. Note usted que uno de los grandes síndromes de nuestras ciudades es la soledad y la despersonalización. Hay oradores radiales que logran bien ese tono: el caso de Luis Palau.

2. El lenguaje debe ser el idioma español, en nuestro caso. Habitualmente no usamos el griego o el hebreo, pero para algunos ese es el lenguaje que usan al hacer un programa. Ejemplo: "Queridas almas, hoy vengo a predicarles las buenas nuevas del cordero que murió en la cruz y derramó su sangre para redimimos de nuestra naturaleza pecaminosa, para darnos nueva vida y luego la vida eterna en la nueva Jerusalén de Dios". Tomé literalmente esa frase de una grabación que tengo.

3. No está bien castigar al oyente sin darle la imagen de que lo amamos. La ira de Dios, a veces, es un "porotito" comparada con la nuestra cuando hablamos del infierno, etcétera. Debemos cuidarnos de no caer en la teología jonista (Jonás), de condenar sin amor a las personas (Nínive). Nuestro lenguaje y la forma en que lo usamos, alejarán o atraerán a las personas.

4. El interés de las personas debe ser ganado.

5. Debe mantenerse el interés a través de todo el programa.

6. La situación tratada debe estar relacionada con la realidad y no ser simplemente producto de la fantasía del conductor.

7. El programa debe describir ampliamente la solución. (Invitamos a una persona a recibir a Cristo cuando ella no entiende qué queremos decir con recibir).

8. Debemos ser exactos en las conclusiones a las que queremos llegar, pero sin anular la iniciativa y la responsabilidad personales. Muchas personas ven la radio simplemente como un entretenimiento, y la mayoría de los programas más populares de radio, sólo consiguen alcanzar muy bien los requisitos 1, 2, 3 y 4 que mencioné. Generalmente nadie espera que alguien cambie su vida como producto de lo que digan los conductores de programas. El punto donde podemos perder la popularidad de nuestro producto y su colocación, el Evangelio, es cuando invitamos a la persona a cambiar de vida o a que deje de practicar algo que le hace mal, (por ejemplo el alcohol o tabaco, el adulterio, la lotería, etc.).

9. La mayoría de los comunicadores prefieren evitar el "feedback" (respuesta de cambio), básicamente por temor a la respuesta. Sin embargo, el contacto directo entre el comunicador y el oyente va a determinar si estamos logrando lo que queremos. ¿Cómo sabe Coca Cola que sus mensajes llegan? El feedback es el consumo. Un buen programa de radio que presenta el cristianismo en cualquiera de sus expresiones doctrinales, debe apuntar a lograr algún tipo de contacto con el oyente. No me refiero a que llamen para responder cómo se llama el primer libro de la Biblia... Si usted ofrece un calendario gratis, seguramente tendrá cientos de respuestas. (No digo que no lo haga). No se puede medir el resultado de un programa por la cantidad de llamadas o cartas que se reciban, ya que estos resultados dependerán de un ofrecimiento.

Y ahora quiero incluir un nuevo punto, esencial para un buen programa:

II - UN PROGRAMA DE RADIO DEBE SER AGIL Y VARIADO

En ese sentido dejo dos palabras que deben ayudarle a pensar: creatividad e imaginación.

1. El objetivo del programa se logra cuando el tema es presentado a través de diferentes formas: entrevistas, testimonios, panel, teléfono, música, etcétera. Cada una de estas formas requiere análisis y consideración en forma particular. Por ejemplo: ¿Qué es una entrevista y cómo hacerla? Si usted decide usar el formato de entrevista debe recordar que la figura no es el que pregunta sino quien entrevistamos, que las preguntas deben ser pensadas para que la persona desarrolle un pensamiento y no monosílabos afirmativos o negativos solamente, cosa que escucho con fastidio. Si usamos el formato de testimonio, quien lo da debe usar lenguaje comprensible a la persona que escucha. Su historia debe ser contada en términos de ayudar a los oyentes a dirigir su atención no hacia él mismo, sino hacia Cristo.

2. Creo que ya hablé bastante del uso de palabras; quiero mencionar algo de la música. Habitualmente en un programa de radio se usa la música en, por lo menos, las siguientes maneras:

A. Para caracterizar el espacio; música o cortina característica (cuando oímos ciertas piezas musicales las asociamos con tal o cual programa).

B. Para captar y mantener la atención del oyente.

C. Para reforzar el mensaje comunicado.

D. Para acentuar ciertas emociones en el oyente.

En un buen programa de radio no podemos dejar de lado la música ya que es un antiguo lenguaje humano que expresa las diferentes experiencias de la vida en forma evidente. Pero llamo la atención al manoseo de las emociones a través de su uso. Así como pensamos qué palabras usaremos al comunicar un mensaje, también debemos dar atención a la música: Las letras son importantes. Los autores más jóvenes parecen preferir decir el mensaje con palabras que esconden el mensaje cristiano. Es interesante comparar esas letras con las seculares. Hoy usted escucha en una radio mensajes musicales que animan a la práctica de diversos pecados; estas letras no esconden subliminalmente sus objetivos.

3. Vuelvo otra vez a señalar que la creatividad y la imaginación deben ser características de alguien que desea dedicarse a hacer radio. De algunos cultos de la iglesia, los creyentes dicen: "Ya sé lo que va a pasar hoy... himno, lectura, ofrenda, avisos, sermón, oración, himno”. ¿Entiende a qué es lo que me refiero?... La monotonía es un atentado a un buen programa de radio. Aunque el tiempo que tiene sea siempre el mismo, puede intercalar nuevos elementos. Ese es el peligro de quienes deben hacer programas en forma diaria: caen en la rutina. Observe usted que la mayoría de los programas más populares del dial, que se mantienen muchos años en los primeros lugares del ranking, tienen elementos que varían continuamente.

Avancemos hacia un punto importante para realizar un buen programa:

III - CARACTERISTICAS QUE AFECTAN EL CONTENIDO DEL PROGRAMA

1. La hora de la transmisión.

Los hábitos de oír radio están cambiando de acuerdo a diversos factores sociales. Si usted vive en una ciudad donde todos los hombres trabajan en una industria nocturna, no apuntará a tener una audiencia masculina a las diez de la mañana. Un programa destinado a los niños usted no lo transmitirá a las seis de la mañana. La hora de transmisión determina la duración y la agilidad, tanto como su contenido. Hay programas que son para escuchar cocinando, otros mientras uno limpia la casa, otros cuando se cena o almuerza, etcétera. Debemos tener en cuenta qué hace la gente a la hora que queremos transmitir, para luego decidir qué formato usaremos.

2. La duración del programa.

Si usted tiene cinco minutos no podrá hacer lo mismo que cuando tiene treinta o una hora de espacio. Un programa corto a mi entender requiere mayor elaboración que uno largo, ya que cada palabra en un espacio de tres minutos ocupa un tiempo precioso.

3. La frecuencia de la transmisión del programa.

¿Cuántas veces estará su programación en el aire?... Si usted puede pagar solamente treinta minutos, debe decidir ¿qué es mejor: una vez por semana, dos veces, diariamente?... Un programa de cinco minutos una vez por semana tiende a perderse en el montón a menos que su contenido salga de lo común de la programación que lo rodea.

4. La competencia.

La competición también invade la programación cristiana. Todos claman por la atención del oyente. Todos quieren cartas o llamadas. No importa cómo se logre esto, lo que cuenta es que alguien me escuche. Ya que la radio y otros medios de comunicación social son símbolos de poder y dominio en nuestro estilo cultural, un serio peligro que se corre es resaltar al individuo más que el mensaje. Como comunicadores cristianos, debemos decidir si vamos a competir por la popularidad o por la mayor audiencia o si queremos comunicar a la gente verdades que cambien sus vidas.

5. La forma o estilo del programa.

Una vez que usted define lo que quiere decir, debe decidir el formato del programa, que deberá estar relacionado con los cuatro factores mencionados anteriormente. Creo que debemos mirar esto con más detalle. El escultor toma un trozo de mármol sin forma y con el cincel va dándole forma a lo que ya decidió que quiere lograr. Así, el productor de un programa de radio debe trabajar con la verdad que quiere comunicar. Usted ya tiene las herramientas: voz, palabras, sonidos, música, libreto y el medio (radio), todo sin forma. Ahora debe lograr el formato y estilo.

IV - EL CARÁCTER DE LA COMUNICACIÓN CRISTIANA

No puedo poner punto final a este artículo de lo que es, en general, un buen programa de radio, omitiendo algunos aspectos éticos de la comunicación cristiana radial. La ética estudia conductas y reacciones humanas. Luego la Biblia nos da algunas pautas de conducta y moralidad que hacen que la vida cristiana sea una nueva experiencia; experiencia que trae sus problemas ya que la persona confronta sus antiguas conductas con las nuevas.

En los aspectos prácticos de esta nueva conducta o ética bíblica se nos pide que:

1. Tengamos a los pastores en alta estima. Pido que los problemas pastorales no sean debatidos en programas radiales.

2. Tengamos en alta estima a las iglesias evangélicas aunque no estemos de acuerdo en todas sus formas o doctrinas. No hablemos mal de alguna parte del cuerpo de Cristo. Una de las reglas básicas de la entidad en la que sirvo - RTM- dice que no debemos atacar a ningún grupo religioso. Yo aplaudo esta práctica y pido que sea tenida en cuenta por quienes deciden qué decir en un programa de radio, que puede ser escuchado por amigos y enemigos del cuerpo de Cristo. Personalmente he visto castigar a algunas iglesias como frías o faltas de visión y aconsejar que las personas salgan de esos lugares.

3. Predique lo que dice la Biblia y no lo que dice su criterio. Esto se refiere a poner en práctica las reglas básicas para la interpretación de las Escrituras, a lo que llamamos hermenéutica.

4. Si tiene problemas de dicción será bueno esforzarse por alcanzar lo mejor. Muchas veces ocurre que lo que decidimos está bien logrado pero es desmerecido por la dicción o problemas respiratorios.

5. Finalmente toco algunos aspectos que pueden herir la sensibilidad de alguno si son mal interpretados. Llamo la atención a una de las grandes crisis de cambio: la sociedad está girando hacia una espiritualización de todas las cosas. Evitemos caer en la tentación de ser escuchados usando elementos mágicos que deterioran la esencia del Evangelio.

Como evangélicos hemos descuidado esto por muchos años y estamos llegando atrasados a usar los medios sociales de comunicación. En el dial tenemos en Montevideo más de 35 emisoras de AM y FM que continuamente transmiten diferentes mensajes. De la mayoría estamos ausentes. Es posible que lo estemos por no saber decir lo que tenemos como la verdad que cambia la vida. Pregunto con San Pablo: ¿Cómo oirán si no hay quien les predique?...

Fuente: http://www.evangeliza.com.ar/evangelismo/radio.htm, Usado con permiso.

 
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