Santiago 5 |
||||||||
|
|
Sermón sobre Santiago 1:17- 27 ~ "La religión pura y sin mácula" ~ por John Abels con todos los derechos reservados. "Toda buena dádiva y don perfecto desciende de lo alto, del Padre... el, de su voluntad nos hizo nacer por la palabra de verdad..." vv. 17,18 Dios es la fuente de toda bendición - de el recibimos la vida, la salud, y el alimento, todos los bienes - todo lo necesario para satisfacer las necesidades básicas del ser humano. Pero la dádiva más grande que nos ofrece es el nuevo nacimiento por medio del Espíritu Santo y la palabra de verdad, quien es Cristo. Cristo es el "verbo"; es la verdad; nadie viene al Padre sino por medio de el. Dice en 1 Pedro 1:26, "siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre." Cuando alguien cree la palabra de Dios y pon su fe en Cristo como su Salvador personal, esa persona es renacida y llega a ser "primicias de su creación." El término "primicias" se entiende mucho mejor a la luz de la enseñanza del Antiguo Testamento. Las primicias de cada cosecha, o lo que se cosechaba primero, pertenecía a Dios; era su posesión particular. Y es exactamente lo que ocurre con los cristianos; pertenecemos a Dios y somos sus primicias, como su propiedad únicamente. Primero Dios nos creó y ahora nos ha recreado a través del nuevo nacimiento. Santiago esta escribiendo a los cristiano. Así que podemos escribir estas enseñanzas para nosotros mismos. En los siguientes versos. Santiago enseña en una forma específica lo que Dios espera de cada uno de sus hijos. El hace una lista de mandatos prácticos. Son: 1. Ser pronto para oír, 2. Ser tardo para hablar, 3. Ser tardo para airarse, 4. Desechar toda inmundicia y abundancia de malicia, 5. Recibir con mansedumbre la palabra implantada, 6. Ser hacedor de la palabra y no solamente oidor. I. Vemos el primer mandato: " Ser pronto para oír o escuchar." Debemos expresar nuestro gratitud a Dios. Lo hacemos cuando somos rápidos para aprovechar cada oportunidad de escuchar la palabra de Dios. Dios nos habla hoy día a través de la Biblia, de los ministros, de los teólogos competentes de la Biblia, a través de la literatura cristiana, y como tenemos la "unción del Espíritu Santo" nos de entendimiento para discernir e interpretar correctamente. En este primer mandamiento, Santiago nos muestra la necesidad de capacitarnos por todos los medios y de saturar nuestras mentes del conocimiento espiritual. II. El segundo mandato es: "Ser tardo para hablar." Según entiendo, este mandato nos enseña que el nuevo convertido debe ser tardo en hablar, o sea, de enseñar públicamente las doctrinas de la fe. Solamente después de horas y horas de estudio intensivo debe el creyente dar estudios públicamente de las profundas verdades de la Palabra de Dios. Dios le dio a Pablo - un hombre muy preparado y educado - tres años de preparación especial en el desierto antes de que fue Apóstol de los Gentiles. El cristiano debe tener mucho cuidado de no desplegar su ignorancia de la Palabra de Dios. Pablo le dijo al joven Timoteo, 2 Timoteo 2:15 LEE. Debemos estar listos para oír, o sea, aprender y tardos en hablar. Ahora, no quiero que me mal entiendan. Todos debemos dar un testimonio de lo que Dios ha hecho por nosotros. El Salmista dijo en Salmo 107:2 " Díganlo los redimidos de Jehová." Pero hay que tener cuidado en lo que decimos. III. Entonces hay que ser tardo en airarse o en enojarse. ¿Porqué? V. 20 "Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios." La ira es en contra de la voluntad y la obra de Dios. Por eso no vale la pena averiguar sobre las muchas sectas y falsas religiones. Al enseñar la sana doctrina, todo el mundo sabrá lo que creemos y el porque creemos en esa manera. La verdad echa fuera la mentira. Santiago dice, "la ira del hombre no obra la justicia de Dios." Lo que si vale es la manera en que vivimos enfrente de los incrédulos. Debemos ser ejemplo de los fieles; nuestras vidas deben emanar el fruto del Espíritu. Gálatas 5:22,23 LEE IV. Por eso Santiago nos manda en el v.21, "Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia..." El nos dice que si en realidad apreciamos las bendiciones de Dios, lo demostraremos por quitar a aquellos pecados y vicios que destrozan nuestro testimonio. La inmundicia incluye las obras de la carne que Pablo mencionó en Gálatas 5:19-21 LEE. V. La clave para entender el mandato en este v. 21 es: "Recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas; para evitar los pecados hay que implantar la palabra de Dios en nuestra vida. Salmo 119:11 El salmista dijo, "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti." Hay un dicho que dice: el pecado te guardará de la Biblia, o la Biblia te guardará del pecado. En el momento que alguien acepta a Cristo como su Salvador personal, el evangelio es plantado en su corazón. El creyente recibe la semilla y es nuestro deber cultivarla, dándole la oportunidad de crecer y de llegar a la madurez. El salmista le llama al creyente "bienaventurado" si la ley de Jehová es su delicia. Salmo 1:2 Cuando Josué fue comisionado por Dios para tomar el lugar de Moisés, le dio este mandato: Josué 1:8 "Nunca se apartará este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en el, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en el está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien." Hermanos, si queremos prosperar, necesitamos seguir el mismo mandato. V. El mandato final se encuentra en el verso 22, "Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores..." ¿Porqué? Vv.23-25 LEE Hacedores de la palabra de Dios. Este mandato dice que debemos ser activos en la obra de Jesucristo. Pablo, en 2 Corintios 3:2,3 dice casi la misma cosa. LEE Los del mundo no leen la Biblia, pero nos están leyendo a nosotros. Somos cartas abiertas. "Leídos por todos los hombres." Uno de los problemas más serios en la iglesia de Cristo es: la falta de voluntad. Una gran mayoría de los que dicen ser cristianos no está dispuesta a demostrarlo en sus obras, oh sí, asistan a los servicios, ofrendan, y, hasta estudian la Biblia. Pero, rehúsan asumir su lugar en la viña del Señor. No quieren comprometerse en la obra. Pero en este versículo 22 hay una demanda. Dice, "Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores..." Cristo dijo en Juan 7:17, "El que quiere hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios..." El salmista dijo, "Gustad, y ver que es bueno Jehová," Salmo 34:8 Hay que poner en práctica lo que estudiamos. Santiago hace énfasis que el creyente que se limita a escuchar las enseñanzas de la Biblia se engaña a si mismo. Esta palabra "oidores" se refiera a los que escuchen atentamente, con un verdadero interés. La palabra describe al oyente en estudios superiores. La diferencia entre un estudiante y un oyente es esto: los estudiantes tienen que preparar sus lecciones, escribir temas, y tomar las pruebas. Pero, el oyente no tiene que cumplir ninguno de esos requisitos. El escucha todo lo que el maestro dice, pero no es responsable por el trabajo asignado. Otra diferencia es esta: el estudiante puede recibir su diploma pero el oyente no. Es porque el oyente no hace nada más que sentarse a escuchar. El no es reconocido como estudiante. Pero, hermanos míos, la fe debe llevarnos a la acción. Debemos ser más que oidores. Debemos demostrar a todo el mundo lo que la fe ha hecho por nosotros. Cuando uno escucha, sin poner en práctica la enseñanzas Bíblicas, "se engaña a si mismo." Me hace pensar en Gálatas 6:7-9 LEE Tengamos cuidado de este lazo de Satanás. Hay que poner en práctica cada enseñanza Bíblica. En los vv. 23,24 Santiago habla del creyente - el oidor pero no el hacedor de la palabra. LEE Hay un peligro de mirarse en el espejo, que es la Biblia, ver el error, y aun no hacer caso. Hay muchos que hacen eso. Cuando llegan a una porción que declara su pecado personal, estos brincan a otro lugar. En una manera específica Santiago nos describe al cristiano que oye el mensaje de Dios pero no lo cumple. Es como un hombre que se mira en el espejo y ve todos sus imperfecciones. Se ve la corbata torcida, el pelo sin peinar, la camisa manchada, etc. Pero en vez de arreglarse, busca otro espejo, así continuando con su apariencia desordenado. Eso es lo que pasa con el creyente que oye pero no obedece. En vez de ser buen testimonio y atraer a la gente a Jesús, consigue que la gente se aparte del Salvador. Los que no conocen a Cristo le llaman un hipócrita - una persona que sabe lo que debe de hacer pero no lo cumple. Pero, Santiago nos pinta otro cuadro en el verso 25. Es el concepto que Dios tiene de un cristiano maduro. La expresión, "mira atentamente" significa inclinarse o someterse. El cristiano maduro se somete a las enseñanzas de la Biblia. El cristiano maduro escudriña las Escrituras, medita en ella, y la asimila, haciendo que se convierta en una parte de si mismo. Y de esta forma llega a tener una relación íntima con Cristo. Esta "perfecta ley" no es la ley Mosaica: es la ley de la gracia. Cuando Santiago habla de la ley, es la ley de la fe. Cristo dijo en Juan 8:36, "Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres," pero a la vez dice Juan 14:15, "Si me amáis, guardad mis mandamientos." Pablo añade en Gálatas 6:2, "Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplir así la ley de Cristo." ¿Cuál ley? La ley de Cristo. Juan dijo en 1 Juan 5:3, "Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos." Debemos de aprender y comprender que el secreto del verdadero gozo se encuentra en el servicio diario al Salvador. Esta persona "será bienaventurado en lo que hace." V.25 V.26 LEE Santiago nos dice que cuando un hombre parece ser religioso pero no refrena ni controla su lengua se engaña a si mismo. Su religión es vana y despreciable. En vez de ayudar al programe del Señor, esta persona es una piedra de tropieza. Tengamos cuidado de no servir al Señor en la carne. V.27 LEE Dios quiere que todos los vasos utilizados en su servicio sean limpios y puros. Los que están continuamente jugando con el mundo pierden su testimonio, y son de poco valor para el Señor. Hay que guardarnos sin mancha del mundo. Es decir, no actuar en la misma manera que ellos, no participar en los deleites carnales - no están hechos al molde del mundo. Al contrario debemos estar activos, ayudando a los que tienen tribulaciones y dolores. Hermanos, estemos por Cristo firmes, viviendo una vida ejemplar delante de todos. |
|
||||||