Efesios 13   

   Sermones Expositivos - Rut, Efesios, Santiago, 1 Juan
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Sermón sobre Efesios 6:1-9 ~ "Obedecer y honrar" ~ por John Abels con todos los derechos reservados. 

          La semana pasada hablamos de la relación básica en la familia entre los esposos. El primer hogar establecido por Dios consistía de un hombre y una mujer, no de padres e hijos. El plan de Dios era que la relación entre los cónyuges durase toda la vida, mientras que los lazos directos entre ellos y sus hijos solamente durarían unos pocos días.

          Con toda precisión, Pablo describe, en primer lugar, la relación entre esposos. Ahora pasa al trato entre padres e hijos. Sus primeras palabras están dirigidas a los hijos, cuyo lugar en el hogar es otra parte, o esfera, en la cual se ve el principio de la sumisión. Dos palabras resumen el deber de hijos para con sus padres: "obedecer" y "honra." Las dos palabras son muy apropiadas para estos días cuando hay la tendencia de considerar la libertad de los hijos como algo absoluto.

          "Hijos, obedecer en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa."

          Notemos que ambos padres están incluídos. La desobediencia a los padres en el hogar se convierte después a falta de respeto a los maestros en la escuela. Esta falta de respeto se transforma en desprecio a la autoridad de la ley y a sus representantes. La triste consecuencia de esto es el gran problema de la delincuencia juvenil. Sin embargo, el problema no es tan moderno. Cada vez que la sociedad en general se aleja de Dios, la delincuencia juvenil es parte de la derrota. Pablo lo incluye en los resultados de la apostasía en Romanos 1:30, "...desobedientes a sus padres." También, esta desobediencia caracteriza a los jóvenes en los últimos tiempos. 2 Timoteo 3:1-3

          "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de si mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno."

          La palabra traducida por "obedecer" significa prontitud para oír y tiene el sentido de obedecer órdenes. Los hijos deben escuchar y cumplir los mandatos de sus padres. Las palabras, "Hijos, obedecer en el Señor a vuestros padres," se expresan de esta manera, "Hijos, como cristianos, obedecer a vuestros padres."

          La razón se ve en las palabras, "porque esto es justo." Es una obligación fundada en la relación entre los padres y los hijos. Es una cosa justa en si misma. También esto "agrada al Señor." Colosenses 3:20

          Además en obedecer a sus padres, el apóstol dice que los hijos deben honrarlos, y cita uno de los diez mandamientos originales. Esta palabra "honrar" incluye todo el amor, respeto, y obediencia que son partes de esta relación. Podemos decir que la obediencia es el deber; la honra es la inclinación, o disposición, de la cual nace la obediencia. Y este respeto profundo debe ser rendido tanto a la madre como al padre, lo que indica que el lugar de la esposa en el hogar no es una posición servil.

          En el v.4 Pablo se dirige a los "padres" en relación con los hijos. Lo primero que le urge a los padres es que no provoquen a ira a sus hijos.

          "Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor."

          Hay un verso semejante en Colosenses 3:21, "Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten." No hay porque irritar o exasperar a los niños sin necesidad. Ustedes, padres, pueden llegar a exasperar a sus hijos al imponer reglas minuciosas o por capricho: al no ser constantes en su manera de imponer las normas del hogar, al mantener una disciplina exageradamente dura, al pasar el día regañándoles, al demostrar preferencias injustas por alguno de ellos, o cuando hay desavenencias en cuanto a puntos de disciplina. Pablo prohíbe todas estas cosas.

          El exigir algo irrazonable o castigar con demasiada severidad puede hacer morir en el niño el amor que tiene a sus padres y hasta estorbar su deseo por la santidad. Muchos niños han llegado al punto de creer que no les es posible agradar a sus padres, y deciden ni intentarlo. Alguien dijo que vivir bajo un continuo regaño es como morir a picotazos de ganso.

          Así que mis hermanos, como padres, seamos sensatos en cuanto a las reglas del hogar. A la vez, Pablo no está recomendando aquí que les demos paso libre. Dice, "criadlos en disciplina y amonestación del Señor." La "disciplina" significa enseñanza en la conducta correcta, y castigo en ocasiones de falta. "Instrucción" incluye enseñanza, sea por medio de alabanza, amonestación, censura, o una explicación de principios. Es el deber de los padres educar a los hijos en las cosas del Señor por medio de palabra y ejemplo. Claro que el niño no se acostumbrará ir a la iglesia, o leer la Biblia, o orar, si se da cuenta que sus padres no tienen interés y ni son constantes en esto. No culpemos al niño de no andar en los pasos del Señor si él no tiene un buen ejemplo para seguir. Dice en Proverbios 9:10, "El temor de Jehová es el principio de la sabiduría." Padres, ustedes no pueden dar a sus hijos una preparación mejor para la vida que proveerles un profundo sentir de los principios bíblicos y un gran respeto por ellos.

          Sería bueno darles un enseñanza práctica aquí al contestar la pregunta, ¿Que se necesita para ser buen padre o madre?

          1. Tiempo - Los valores que el estilo de vida del cristiano, no se aprenden de una sola sentada. La disciplina eficaz no se puede administrar con apuro. Estas responsabilidades exigen meses y años de una relación íntima. Los hijos consumen una gran cantidad de tiempo. ¡Es nuestro deber dárselo!

          2. Paciencia - Enseñarles a los niños como vestirse, limpiar sus habitaciones, tener buenos hábitos, son deberes que pueden poner a prueba nuestra paciencia.

          3. Humildad - A veces, sí nos equivocamos, nos enojamos, o gritamos. Esto nunca debe ocurrir, pero, a veces Satanás gana la victoria y fracasamos como padres. Cada vez que cometemos un error, debemos tener la suficiente humildad para admitirlo y pedirles perdón a nuestros hijos. Algunos padres vacilan en hacer esto, por temor a perder su respeto. Sin embargo, lo cierto es todo lo contrario. Nos respetan cuando ven que reconocemos nuestros errores.

          4. Ser modelos - La mejor forma de criar a los hijos es darles un ejemplo, un modelo positivo, que pueden seguir. Los niños aprenden algo de lo que les decimos; aprenden un poco más de lo que hacemos; pero, la mayor parte de la enseñanza viene de lo que somos - nuestro ejemplo. Debemos ser capaces de decir a nuestros hijos, como Pablo dijo a los cristianos de Corinto, "se imitadores de mi, así como yo de Cristo." 1 Corintios 11:1

          En los vv. 5-9 Pablo habla de las relaciones entre siervos y amos, pero en realidad habla de cosas del hogar. En tiempos antiguos la familia de los amos se extendía a todos los que trabajaban para ellos. Vv. 5-9

          "Siervos, obedecer a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cado uno hiciere, ese recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para el no hay acepción de personas."

          Los "siervos" que se mencionan en este pasaje eran siervos comprados o esclavos, y no siervos en el sentido moderno de la palabra. La esclavitud, con todos los males que la acompañaban, se la consideraba como una institución fundamental e indispensable para la sociedad en el Imperio Romano. Se ha estimado que la mitad de los habitantes, o sea, unos 60 millones de personas eran esclavos. Entre ellos había obreros, criados, oficinistas, maestros, doctores y otros profesionales. Eran personas sin derechos y existían solamente para la conveniencia de sus dueños. Muchos de ellos estaban bien preparados y hasta se les encargaba la instrucción de los niños de la casa. Indudablemente, en las iglesias cristianas primitivas se contaban muchos esclavos entre sus miembros.

          A ciertas personas les sorprende que los apóstoles no denunciaron, en términos inequívocos, la esclavitud. Pero los apóstoles no se creían reformadores sociales; su propósito mayor era evangelizar e instruir. Con todo, no pasaron por alto la esclavitud. En realidad, predicaron los mismos principios - de completa igualdad espiritual entre el esclavo y el amo - que por fin eliminó esta terrible culpa de la civilización.

          Esta mañana vamos a aplicar esta porción a los deberes entre los patrones y los empleados.

          Los trabajadores cristianos deben realizar sus tareas como si las hicieran para Cristo. El empleado no debe trabajar con diligencia solamente cuando su patrón le está mirando. Debe ganarse el sueldo honradamente, haciendo el trabajo debido, y creyendo en su corazón que está agradando a Dios. Esto es el significado del v.6. Con toda buena voluntad, celo, y entusiasmo, debe hacer su trabajo como para el Señor y no para los hombres. Cada creyente debe seguir las instrucciones recibidas, sin ser respondón. Tito 2:9 dice, "Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones;" El trabajador cristiano no habla mal de su patrón, y si su patrón es cristiano, tampoco le espera favores especiales por tratarse de un hermano en la fe. Pedro dice (1 Pedro 2:18) que hay que respetar al patrón aunque el sea "difícil de soportar."

          El empleado cristiano tiene su deleite en mejorar y embellecer el testimonio de la comunidad cristiana a través de su comportamiento en el trabajo. Dice Tito 2:10, "mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador." Con toda seguridad el obrero cristiano nunca hace nada que pueda causar que su patrón incrédulo blasfeme el nombre de Dios.

          En el v.9, Pablo dice, "Y amos, haced con ellos lo mismo." El apóstol enseña que ninguno de los dos grupos debe despreciar los derechos del otro. Ambos se deben tratar con una actitud de sumisión por estar sujetos a Cristo.

          En cuanto a las condiciones de trabajo, Pablo dice que los patrones deben dejar a un lado las amenazas. Deben tratar a sus obreros con respeto y bondad y nunca ser ásperos.

          Nos comportamos así porque nuestro Dios está en los cielos. Es decir, el amo de todos está en el cielo, y en él no hay acepción de personas."

          Ambos, los trabajadores y los patrones cristianos, son responsables ante El. Su presencia en el cielo es un recuerdo para nosotros de quien es El; el Hijo exaltado de Dios, quien es el observador de toda nuestra conducta.

          Vivamos, mis hermanos, vidas responsables en el hogar porque algún día tendremos que dar cuentas a El.

 
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