Efesios 2    

   Sermones Expositivos - Rut, Efesios, Santiago, 1 Juan
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Sermón sobre Efesios 1:3-6 ~ "En los lugares celestiales" ~ por John Abels con todos los derechos reservados.  

          La porción de nuestra reflexión hoy se podría llamar una doxología, un himno majestuoso de alabanza a Dios, y son los versos 3-14. He dividido la porción en dos estudios: la primera parte da una descripción de las bendiciones divinas (3-6) y la segunda parte (7-14) enumera esas bendiciones. Este es uno de los pasajes más significativas de la Biblia en cuanto a las bendiciones que son nuestras en Cristo Jesús. Un estudio detallado de estos versos debe despertar gratitud en nuestro corazón e impulsarnos a ser mas fieles y constantes en nuestra creencia y en nuestro servicio.

          En el verso tres leemos, "Dios nos bendijo con toda bendición espiritual". Algunos piensan que la palabra "espiritual" se usa aquí para dar énfasis al hecho de que nuestras bendiciones vienen del Espíritu y las recibimos por medio de El. Por supuesto provienen del Espíritu y se cumplen en nosotros solamente por medio de Su obra, pero creo que Pablo tuvo más que eso en mente al usar la palabra "espiritual". El término usado aquí no hace hincapié en la fuente de nuestras bendiciones, la cual es el Espíritu, sino en su naturaleza. Es decir, las bendiciones son espirituales más bien que naturales o materiales. Pablo, quien escribió esta carta, era hombre sin hijos, sin terrenos, y sin hogar; conoció muy poco de las bendiciones materiales; pero, con respeto a las cosas espirituales, sabía que tenía riquezas sin límite, "nos bendijo con toda bendición espiritual".

          Si, Dios provee, abundantemente, todo lo que nuestra vida espiritual necesita. El nos ha dado "todo posible beneficio en Cristo".

          "En los lugares celestiales" se refiere no a un lugar físico, sino a un reino o esfera de realidad espiritual a donde el creyente ha sido elevado en Cristo. Es decir, la frase no nos habla del cielo en el futuro sino del cielo que está dentro y alrededor del cristiano. En realidad los creyente somos de dos mundos: por una temporada somos de la tierra; pero espiritualmente, nuestra vida está unida con la de Cristo, y por lo tanto, somos del cielo celestial. La frase, "En Cristo", ocurre varias veces en los primeros catorce versos de este capítulo. Los creyentes son fieles en Cristo (v.11), encogidos en El (v.4), reciben gracia de El (v.6), tienen redención en El (v.7), tienen herencia en El (v.11), están sellados en El (v.13), etc.

          El versículo tres dice que Dios nos bendijo en Cristo como pueblo suyo, y significa que las bendiciones que experimentamos nos llegan por virtud de nuestra unión con Cristo.

          Vv. 4-6, "según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado."

          Estas bendiciones nos llegan de acuerdo con el propósito eterno de Dios. El "nos bendijo...según nos escogió" (v.4). Esto sugiere que la elección divina es la fuente y razón de todos nuestros beneficios espirituales. Este pasaje trata de la voluntad soberana de Dios.

          Las dos expresiones claves son "nos escogió" y "habiéndonos predestinado". En vista de que todo lo demás que hay en este pasaje gira alrededor de estas dos ideas, es absolutamente necesario que entendamos su significado. "Nos escogió" significa que Dios ha escogido a los cristianos para que sean su pueblo y para que sean los instrumentos para llevar adelante su propósito en el mundo. "Habiéndonos predestinado", la otra expresión clave de nuestro pasaje viene de una palabra griega que significa, "habiéndonos señalado con anticipación", o "habiéndonos marcado de antemano". En el Nuevo Testamento se la usa siempre con respeto a Dios en el sentido de que El lo ha determinado desde la eternidad. Creo, no deba hacerse una distinción rígida entre la elección y la predestinación; ambas palabras se refieren al mismo acto divino, y para propósitos prácticos tienen el mismo sentido.

          Se puede definir esta doctrina de la elección en un sentido amplio, como el acto por lo cual Dios escoge a un individuo, o grupo, sacándolo de una compañía más grande para el propósito que El ha decretado. En un sentido más específico, es la misericordia y soberana elección que Dios demuestra hacia los pecadores para que sean salvos en Cristo y por medio de El.

          No podemos comprender totalmente los caminos de Dios, pero sí podemos estar seguros de que en Su sabiduría El supo que esta era la manera mediante la cual la mayor bendición posible llegaría, finalmente, al mayor número de personas.

          Pable dijo en 1 Corintios 13:12, "Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara; Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido", o sea, entenderemos todo cuándo estemos en Su presencia en la gloria.

          Los teólogos tratan de ayudarnos a entender estas doctrinas profundas de la elección y la presciencia (la palabra presciencia significa que Dios sabe de antemano lo que sucederá) pero aún así, se nos dificultan. Nosotros tenemos que reconocer que nuestro Dios es Dios soberano y que el universo Le pertenece a El. El lo creó. No sabemos porque lo creó en la forma que lo hizo, pero porque el es soberano, podemos concluir que Dios puede hacer cualquier cosa que El desea si es de acuerdo con Su carácter.

          Nuestro Dios tiene el derecho de hacer planes para el futuro y es evidente que los ha hecho. Los teólogos llaman a esos planes los decretos que Dios tuvo en mente desde el principio. Eso quiere decir que estableció un plan que iba a seguir. El decretó crear el universo, y lo hizo. No pidió permiso de nadie. También determinó permitir la caída del hombre. El sabía que al crear a un ser y darle libre albedrío (el derecho de escoger entre el bien y el mal) había la posibilidad de que aquel ser escogiera contra Dios y a favor del pecado. Como sabemos, la humanidad escogió desobedecer a Dios; pero Dios en su gran misericordia, hizo un arreglo. Decretó eligir a algunos para ser salvos y decretó mandar a un Salvador al mundo para que esto fuera posible. Dice la Palabra de Dios que Cristo vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lucas 19:10). Los que vienen a Cristo para ser salvos son los elegidos. Cristo dijo en Juan 15:16, "No me elegisteis vosotros a mi, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto..." También en Juan 6:37, el Señor Jesucristo dijo: "Todo lo que el padre me da vendrá a mi; y al que a mí viene, no le echo fuera." Su invitación "a todo aquel" es "venid a mi". Es una invitación legítima a todos, pero se necesita una respuesta, y la respuesta es nuestra responsabilidad. Hay que venir a Cristo. Entonces El no nos echará fuera.

          Otro de los apóstoles, Pedro, añade algo a la elección cuando dice en 1 Pedro 1:2, "elegidos según la presencia de Dios Padre..." En la versión popular lo dice en esta forma, "Dios el Padre ha escogido de acuerdo con el propósito que tenía desde antes..." Hay que entender que Dios se mueve según Su plan - según sus decretos.

          Nosotros siendo hombres finitos, no estamos en una posición de juzgar ese plan. El es el creador; nosotros sus criaturas. Nosotros no determinamos el tiempo de nuestro nacimiento, ni los padres que tenemos, ni el color de los ojos, etc. Dios determinó todas esas cosas. Es parte de su plan.

          Hermanos, nosotros tenemos un Dios que siempre obra decentemente conforme a Su plan. Ahora, mis hermanos y mis amigos, no juzguemos a Dios porque tiene un plan y lo sigue. El sabe lo que está haciendo, y créanme, ¡está haciendo lo mejor que puede para nosotros! Hay que decir, Aleluya, gloria a Dios por la elección, la presciencia de Dios y la predestinación . El cumplirá sus decretos al pie de la letra porque El es omnisciente - El sabe todo. El conoce cada condición. Por eso podemos confiar en El sin reserva. Por eso sé que nadie me puede quitar de Su mano. Cristo dijo en Juan 10:28,29, "y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre."

          Desde antes de la fundación del mundo Dios Padre había decretado que Dios Hijo se manifestase aquí para dar Su vida en rescate de muchos. Desde antes de la creación del mundo Dios Padre supo que yo necesitaría un Salvador. Dios, en su gran amor, proveyó la redención para los que quieren confiar en El como su Salvador. Las notas de Scofield dicen: "Los conocidos de antemano son los electos, y los electos son predestinados, y esta elección es cierta para cada creyente por el solo hecho de que cree en Cristo" (p.1268).

          En el verso cinco de Efesios 1 leemos "en amor habiendo predestinados para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad." No se considera, por lo tanto, la predestinación divina como un acto severo y arbitrario, sino como un decreto misericordioso, dictado en amor, un acto de bondad y de sabiduría infinita. A la luz de esto, digamos con Pablo en Romanos 11:33, "¡Oh, profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuan insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!"

          En esta porción hay ciertas verdades que se destacan acerca de la elección. En primer lugar, tiene su base en Cristo. Dios nos escogió "en él" (v.4). Es decir, que aparte de Cristo y de su favor hacia nosotros, no habría habido elección, y por lo tanto, tampoco habría habido salvación. Por eso, nadie debe creerse uno de los elegidos de Dios, a menos que esté seguro de que está en Cristo. El gran teólogo, Spurgeon, dijo, y estoy de acuerdo con el, "No pienses que ningún decreto acordado en las edades oscuras de la eternidad salvará tu alma, a menos que creas en Cristo. No te hagas la ilusión...de que serás salvo sin fe...Esta es una herejía sumamente abominable y ha llevado a la perdición a miles de personas. No uses la elección como una almohada para dormir en ella, porque puedes perderte.

          En segundo lugar fue "antes de la fundación del mundo". Es decir, fue una elección eterna. Los propósitos de Dios no pueden fracasar ni tampoco pueden dejar de cumplirse.

          En tercer lugar, la elección divina tenía un propósito determinado. Se hace resaltar esta verdad en dos declaraciones. La primera, "para que fuésemos santos y sin mancha delante de él" (v.4). En este pasaje Pablo está denotando la vida intachable que el cristiano debe vivir.

          La segunda declaración tiene que ver con nuestra posición, "para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo" (v.5). Somos hijos de Dios al recibirle como nuestro único y suficiente Salvador.

          Al concluir este estudio vuelvo a leerles Juan 6:37 donde Cristo dijo: "Todo lo que el Padre me da, vendrá a mi; y al que a mi viene, no le echo fuera.[  Si aun no has venido a Cristo, ¿por qué demoras? Si tu vienes, El no te echará fuera. Apocalipsis 3:20 nos da otra invitación de Cristo, "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

          Dios, sí está dispuesto a recibirte como uno de sus hijos. Pero, tu tienes que venir. La promesa es: "todo lo que el Padre me da, vendrá a mi; y al que viene, no le echo fuera." Ahora, tu tienes que hacer la decisión.

 
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